jueves, 15 de septiembre de 2011

Corteo

Y una vez más entrando por las puertas de ese palacio de tela blanca, donde le ilumina su sol, de su mundo, en el que te invitan a entrar con el poder de unas llaves que cada invitado tiene, cada uno a su gusto... Haciéndome pasar por la puerta número cuatro para entrar al centro de su mundo, donde a simple vista, durante unos minutos, crees que ese mundo es igual que el tuyo, piensas; me voy a quedar igual...
De repente unas voces iluminan tu cara y rodean tu mente, empiezas a sumergirte en su mundo, en una cultura, desde lo más grande a lo más pequeño, adentrándote al final de un embudo, en círculos y espirales como seguir el recorrido de la concha de un caracol.
Y ahí estaba yo, en el mundo irreal para mi, el mundo real para ellos, presentándose en el mundo irreal para ellos y convenciendo del mundo real para mi...
Como si se tratara de un espectáculo, la vida de ellos entorno a un ritmo y felicidad inaudita , para ellos la originalidad no existe, por el simple hecho de que viven en una auténtica originalidad...
Como si de sorpresa de tratara, se encienden unas luces y nada de nada ha ocurrido, de repente de estar en lo más estrecho del embudo, te vuelves a encontrar en lo más ancho de él y bueno saliendo por la puerta cuatro te encuentras en los jardines de ese palacio de tela blanca iluminada por su sol, de su mundo y es que con un extraño recuerdo de haber estado viviendo en otro mundo a escaso tiempo, por sorpresa te llama una voz reclamándote que vuelvas a su mundo, como si algo de valor se me hubiera olvidado allí volví rápidamente y de nuevo estaba en lo más estrecho de un embudo, en el mundo del que te olvidas de todo y empiezas a pensar si alguna vez habías pisado otro mundo antes, pero, con todo y con eso, después de un corto tiempo salgo de ese embudo y esta vez no por la parte más ancha si no en el final del embudo, por la parte más estrecha, sintiendo la necesidad de nostalgia, por algo que había vivido a escasos segundos en comparación con mi mundo real...
La puerta cuatro se alejaba, el sol, la música y el palacio...
                       

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